10 de mayo de 2008

"Los paranoicos", de Gabriel Medina

(Argentina, 2008)

Por Pablo Russo

Saberse solo, inseguro. Casi sin rumbo, aunque con una rutina y algunos sueños que no terminan de madurar. Así está Luciano Gauna (Daniel Hendler), durmiendo en un departamento prestado, perseguido por el fantasma de gravísimas enfermedades, disfrazándose de muñeco para animar fiestas infantiles, y reescribiendo eternamente el guión de su futura primera película. Este Gauna parece traer ciertos aires de otros Hendler: aquel de Esperando al Mesías, pero sobre todo recuerda al Ezequiel Toledo de El fondo del Mar. Tal vez podamos pensar en un “estilo Hendler” para ciertos personajes; o quizá se pueda creer en la existencia de un espíritu de época, generacional, que en el cine argentino actual tiende a la construcción de protagonistas en tono de perdedores. En esta línea se inscribe, sin dudas, esta comedia con la que Gabriel Medina se estrena en el largometraje. Gauna hace lo que puede con su vida y en eso llega de visita Manuel, un “amigo” de España, que sí triunfó como guionista gracias a la serie Los Paranoicos y un personaje inspirado en nuestro protagonista. Con Manuel llega también su novia, Sofía, y entre Gauna y ella comienza un juego de seducción, con las particularidades de un tipo cerrado en sí mismo, pero listo a explotar y arrojar botellas en las puertas de un supermercado chino o a desatarse en un baile genial. La historia crece de menor a mayor, apoyada en un guión convincente, excelente música, y las (casi todas) buenas actuaciones.

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