28 de junio de 2007

Memorias de memorias

Sobre "Fotografías" de Andrés Di Tella (Argentina, 2007)

Por Sebastian Russo


“Papá me pasó fotos de la India” (fotos familiares de su madre, hindú), dice Andrés Di Tella y comienza así su último film, que al igual que su anterior, La televisión y yo, se propone como documental autobiográfico. No sólo el género elegido tienen de cercanía sus últimos dos films: en ambos regresa a cierto sentimiento expresado de paria, de “no soy de aquí ni soy de allá”, que se entrelza con otra coincidencia: ambos pretenden construir tramas narrativas a la vez que tramas identitarias, contribuir a seguir constituyendo la propia memoria personal del director (y con ésta, una memoria de época, colectiva), a partir de imágenes, a través de imágenes (la TV, la fotografía, el cine)

Una foto le sirve a Andrés Di Tella para comenzar su viaje (primero mental, luego intercontinental, siempre cinematográfico) No cualquier foto, una de su madre, facilitada por su padre, no cualquier padre. Torcuato Di Tella se casó con una hindú en época colonial. Y según cuenta, lo echaron de la India por estar ligado al Partido Comunista de la India. Los Di Tella fueron una familia de mucho peso (presencia) en la escena política, cultural y económica de la Argentina en los últimos 60 años. Y por si esta influencia aristocrática no fuera suficiente, convoca (como también hizo en La televisión y yo, con los Yankelevich) a los Güiraldes. Ricardo Güiraldes, el autor de una de las obras fundamentales de la literatura argentina, Don Segundo Sombra, no solo habría viajado también a la India quedando fascinado (como Torcuato) con la cultura hindú, sino que el mismísimo Don Segundo Sombra estaría inspirado en un tsuami (un iluminado) hindú.


Entre éstas referencias aristocráticas (aristocratizantes), o quizás a raíz de ellas, surge el sentimiento de exclusión de Andrés, el mismo que (parecería) lo lleva a realizar estas dos últimas películas: el karma, la obsesión de sentirse un paria. Por las actividades de sus padres, Andrés vivió en su adolescencia en Londres. Y no solo perdió de ver años de televisión argentina (el origen de la marginación en La televisión y yo), sino que vivenció la discriminación debido a su color de piel: “Ser un cuervo en una bandada de palomas”. Y precisamente será la búsqueda de huellas de su madre, el (re)armado de su familia, de su otra mitad, lo que pareciera actuar como punto de apoyo necesario ante tal sentimiento de exclusión.

Una búsqueda que en su mismo andar encuentra complejidades, tramas, que satisfacen tal deseo exploratorio pero no por encontrar un fin, sino por indagar y develar las sinuosidades, los enveses de lo real, de la (su) propia existencia. Así, Fotografías permite resignificar el espacio de lo privado. A través de las imágenes, de lo filmado, de lo fotografiado, lo privado se abre de forma incisivamente política a un repensar lo público, en tanto constituir tramas de visibilidades, habilitando (otras) formas posibles de ver y recordar: contruyendo memorias de memorias.

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