21 de febrero de 2008

Sobre "Jachal, cuando ya nadie te nombre"

De Silvina Cuman y Javier Oradre

Por Maximiliano De La Puente

Es una tarde calurosa de mediados de febrero, en el Centro Cultural “Tiempos Modernos”, en Vicente López. Fuimos hasta allí convocados –junto con otras cincuenta y cinco personas que abarrotaban el lugar- para ver una película que las autoridades de Canal 7 (“La Televisión Pública”) decidieron censurar en dos oportunidades, acaso quizás molestas por los intereses que el documental en cuestión se atrevía a desafiar. La película había sido programada en dos oportunidades por el canal estatal y, sin mediar explicaciones previas de ninguna índole, su difusión fue suspendida abruptamente. Hasta la fecha, las autoridades del canal no han formulado ninguna declaración al respecto.



Jachal, cuando ya nadie te nombre es el título del video documental en cuestión, una realización del proyecto “De Tierras y de utopías” , integrado por los documentalistas Silvina Cuman y Javier Oradre -directores del film-, quienes salen de Buenos Aires en el 2006, en una camioneta especialmente acondicionada para que puedan dormir allí, con la intención de recorrer el país y América Latina para “contar esas historias perdidas del interior de nuestro continente que tienen que ver con nuestro pasado, con nuestras raíces; rescatarlas y hacerlas conocer”, según declaran los realizadores.

Además de Jachal, “De Tierras y de utopías” ha realizado hasta ahora los cortometrajes Laguneros, Saqueo (Avance), y Noadoc, producciones concretadas en conjunto con el Pueblo Ranquel en La Pampa, y el Pueblo Huarpe en Mendoza.

Nos asomamos entonces nuevamente a una producción del cada vez más urgente y necesario cine militante argentino, que ha entregado tantas películas claves en los últimos años.
La película aborda directamente la situación de Jachal, una ciudad ubicada en el norte de la provincia de San Juan, en donde el agua potable se ha vuelto intomable, saturada de arsénico, cianuro y metales pesados, gracias a la explotación minera de oro a cielo abierto que realiza la empresa multinacional Barrick Gold, en la zona de la alta Cordillera de los Andes, y que tiene consecuencias directas sobre el agua del Río Jachal, de la cual se nutre la ciudad homónima.
A través de una serie de entrevistas entrelazadas, nos vamos enterando de la realidad de la región. Si bien muchos de los habitantes de Jachal –o mejor dicho, sólo aquellos que pueden pagarlo- toman agua potable de bidones que son traídos especialmente de la ciudad de San Juan –generando así un gran negocio para la empresa Ivess, proveedora del agua en bidones-, los más pobres se ven condenados a tragar a duras penas el agua contaminada que la empresa estatal OSSE “de agua potable” toma del Río Jachal, y todos están obligados a utilizar esa agua rica en metales pesados para bañarse, lavar las verduras, higienizarse, etc. Estudios realizados han demostrado que la cantidad de arsénico que hay en el agua supera por mucho a los niveles permitidos. Los habitantes de Jachal se bañan literalmente en agua contaminada. No obstante, la población está dividida con respecto a este tema. Muchos callan, tienen temor. La gente no se organiza. O se organiza muy poco. El ex intendente –de la misma manera que el actual- es un títere al servicio de la empresa minera.

Reservas naturales y parques nacionales que se encuentran en la zona resultan sumamente afectados. En pocos años esas tierras serán inservibles. El pueblo quedará destrozado. ¿Y qué será de la vida de los habitantes de Jachal?

Una posible respuesta da pavor, pero se acerca mucho a lo que puede pasar en la realidad, no sólo de esa ciudad sanjuanina, sino del país entero. De continuar esta situación, Jachal, una ciudad que tiene hoy unos 22.000 habitantes, seguramente se quedará sin ninguno. Para no ser tildados de apocalípticos, arriesgamos una posible vía de solución: la acción política directa, como en Esquel, cuyo pueblo reaccionó frente a la minera. Y como en tantos otros lados.
En San Juan –como en muchas otras provincias de nuestro país- la minería se ha transformado en una política de Estado, hasta el punto en que está prohibido hablar mal públicamente de esa actividad, bajo pena de tener que abonar importantes multas. No está demás decir que el gobernador de San Juan es el nefasto José Luis Gioja, oscuro lacayo del ex presidente Eduardo Duhalde, y uno de los artífices principales de la devaluación y del proceso de empobrecimiento terrible que ha sufrido nuestro país en los últimos años.



Un párrafo aparte merece el acalorado debate posterior en el Centro Cultural Tiempos Modernos: la película causó un impacto profundo en los vecinos de la zona, que se acercaron en gran cantidad. Una vez terminado el documental, muchos de los que estábamos en el lugar nos sentíamos abrumados frente a lo que acabábamos de ver, e intentábamos escucharnos entre nosotros, una tarea no siempre sencilla. Discutíamos acerca de la búsqueda de soluciones para un tema complejo, que toca a muchos e importantes intereses vinculados –ya lo sabemos-a los grandes grupos económicos y políticos del país y del exterior. Porque el capital no tiene nacionalidad, que sea extranjero o argentino lo mismo da.

Las diferencias políticas, de estrategias y de opiniones que se vislumbraban en el debate parecían opacar o dejar en segundo plano a las coincidencias y a la necesidad de unirnos para luchar contra éste y otros flagelos que nos consumen y que van haciendo que nuestras vidas, día tras día, sean cada vez más miserables, en todos los sentidos posibles. A menos que lo impidamos.
Por eso sigo creyendo en la valiosa tarea que desempeña el cine militante como un arma vital de contrainformación, que se reproduce como un virus a lo largo de todas las redes alternativas que existen en el país y en el exterior. Como este blog, por ejemplo. Y como tantos otros lugares en donde las personas se encuentran, comparten, debaten, se tratan como lo que son –como iguales- y vislumbran la posibilidad de construir otros mundos, en donde, para empezar –o mejor dicho para terminar- las mineras no existan nunca más.

Más información en: http://www.detierrasydeutopias.com.ar/
Para contactarse con los integrantes del proyecto: info@detierrasydeutopias.com.ar

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